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MOCOS POR BARBAS

Fernando Vera Vásquez

La ambición por el poder no tiene límites y hace uso de los recursos más vedados para encasillarse a él o tomarlo por asalto. Esta es la conclusión a la que podemos arribar, luego de la difusión de audios reveladores de la podredumbre que subyace en una institución que ha recibido, obligatoriamente, el mandato popular de gobernar con honestidad y transparencia.

No deja de sorprendernos e indignarnos cada día, la clase de autoridades que hemos elegido: una caterva de lobos con piel de oveja o, mejor, buitres disfrazados de mansas palomas. Por eso, para algunos ciudadanos desahuciados y hastiados del lodazal de escándalos y corrupción en que se mueve la política en el país, han atribuido que ésta es obra del diablo.

El pobre diablo, que ya tiene para mucho requemándose en las eternas llamas del infierno, tiene que pagar ahora los desatinos, las barbaridades y la pudrición moral de gobernantes y políticos deshonestos. Sin embargo, éstos siguen haciendo de la suya en una suerte de impunidad y protección. Así, pues, resulta una verdad axiomática: el que roba diez soles se pudre en la cárcel y el que roba miles y millones de soles se solaza en el gobierno.

De lo glosado, desengañados algunos ingenuos de los cambios profundos y esenciales que cifraban esperanzadamente en la actual gestión municipal, en las expectativas de un verdadero gobierno local honesto, transparente, capaz y democrático, totalmente diferente al anterior y anteriores, dicen parafraseando un conocido verso, que sólo se ha cambiado “mocos por barbas”.