“Chota mía, lo que te da carácter
son tus hombres eficaces como tiro de fusil
y tus mujeres ágiles con ternura de torcaz”..

Anaximandro Vega M

8/30/2009

El breve narrar

LA MIRADA DEL TIEMPO

Ronald Vega Pezo



"Vivir es abrir los ojos y decir basta...”

Annie tiene un reloj entre los ojos. Y aunque para ella se trate simplemente de un lunar, para mí es un diminuto reloj de leontina clavado en el punto exacto donde se unen sus cejas y comienza su nariz.
Pobre Annie, si tan sólo una de sus preocupaciones fuese mirar el paso del tiempo en su reloj, tendría que hacerlo frente a un espejo, entonces comprobaría horrorizada que su tiempo avanza hacia atrás, pero por suerte a Annie esas cosas la tienen sin cuidado. A mi no, y como tampoco quiero cau sarle innecesarias preocupaciones, desde hace algun tiempo me cito con ella una vez por semana en este parque y a esta hora –en que hay mejor luz– para observar con detenimiento el paso del tiempo en su curioso y pequeño reloj.
A veces, Annie se incomoda un poco cuando me pongo al otro extremo de la banca y saco mi largavista para observarle el rostro, entonces sonríe mientras le explico que se trata de un aparato para mirar sus pensamientos, es que haría cualquier cosa por ahorrarle el trauma que le produciría saber que tiene el tiempo al revés clavado entre los ojos. El reloj es una pequeña circunferencia de fondo blanco que marca las horas, los minutos y los segundos, con sus manecillas doradas que avanzan sobre el negro de los números romanos.
La semana pasada, luego de algunos días de observación, me decidí a escuchar su tic tac, entonces saqué un estetoscopio y dije a Annie que era un aparato que servía para escuchar sus pensamientos, como siempre sonrió y se dejó hacer. La idea no funcionó y tuve que explicarle que la humanidad de sus pensamientos sólo es posible de ser escuchada con el oído. Cuando tuve la oreja pegada a sus ojos, Annie me besó en la mejilla.
Hace unos instantes, mientras hablaba con Annie sobre los secretos que esconden algunas clases de plantas carnívoras, pude ver el reloj acercándose lentamente hacia mi, agigantándose cada vez más. Yo no me quedé, abrí los ojos para observarlo mejor, era como si él quisiese mostrarse ante mí en toda su plenitud. Cuando lo tuve a milímetros de mi mirada, sentí cómo sus manecillas se multiplicaban en millones que se esparcían por todo mi cuerpo a través de la sangre, mientras me diluía en una maraña de diminutos e infinitos engranajes de la cual acabo de liberarme, para escuchar el anuncio del fin de la visita y ver mi paso cansado alejándose acompañado de esos dos enfermeros que, para ser sincero, nunca me cayeron nada bien.



DE CANTO Y DE CALDO
Blasco Núñez Carranza



A ella lo degollaron con desprecio por imitar al gallo.
A él lo degollaron con aprecio para que imitara a la gallina

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si no cuentas con ninguna de las cuentas mostradas, marca anónimo, realiza tu comentario y al final escribe tu nombre.

GRUPO CULTURAL WAYRAK
31 AÑOS FORJANDO CULTURA