“Chota mía, lo que te da carácter
son tus hombres eficaces como tiro de fusil
y tus mujeres ágiles con ternura de torcaz”..

Anaximandro Vega M

5/14/2011

Criterios


PRÓLOGO A “BENDITA MADRE” DE JOSÉ REINERIO VÁSQUEZ
José López Coronado

            “Gratis” es un breve texto que leí en “Chocolate caliente para el alma” que ilustra el infinito amor de una madre. Allí, un hijo intenta cobrarle todos los mandados que realiza en casa, como por ejemplo: por comprar el pan, tanto; por cuidar al hermanito menor, tanto; por asear el baño, tanto; etc., sumando una buena propina al mes. La madre hizo una lista similar, anotando, por ejemplo: por haberte tenido nueve meses en el vientre, nada; por cuidarte cuando empezabas a dar tus primeros pasos, nada; por velar las noches cuando enfermabas, nada; etc., lo cual hizo reflexionar al vástago que, arrepentido, le pide perdón.
            Ese infinito amor a la madre, por el cual ella jamás recauda o cobra nada, es el liev motiv o motivo constante que se evidencia en este opúsculo poético de José Reinerio Vásquez. ¿Qué poeta no ha escrito para rendir homenaje a su madre? Derecho y deber que ejerce todo hijo como su mejor agradecimiento al ser que le regaló la vida, “¿Qué sería de un hombre/ si no venera a una mujer?” (poema A las futuras madres).
            El manojo de poemas que contiene “Bendita madre” son trece, número cabalístico, acaso porque a los trece años, todavía albergamos en nuestra edad, a ese huésped transitorio que es Edipo, el complejo subrepticio que se percibe en los versos del tercer poema, Querida madre, en el que expresa: “luego de tantas noches y días/ pude sentir tus brazos y pezones;/ no sé lo que sentí en ese momento/ pero fue conmovedor verte”. Aunque en el poema Madre bendita, el primer texto que da título al conjunto y es el más extenso, el poeta es ya un hombre que entiende los avatares del vivir cotidiano: “Si estoy feliz, me acompañas./ Si me equivoco, me corriges./ Si te desprecio, me perdonas./ Si me rechazan, me acoges./ Si estoy triste, me consuelas”. El poeta es puntual, en el cuarto poema, Gracias madre, al reconocer que la madre jamás deja de serlo, a pesar que los hijos ya son personas hechas y derechas, como él, alejados de la casa materna, formando después su propio hogar: “Los lunes me proyectas al trabajo/ los sábados me llevas al descanso”.
            Siete, de los trece, son los textos del poemario referidos expresamente al sublime tema: Bendita madre, Madre, Querida mamá, Gracias madre, A las madres, A las futuras madres, y A la madre ausente. Los otros poemas están dedicados a personas de su entorno familiar o amical: A mi tía (“No crecí en tu vientre/ ni se concentró en ti la vida… Mi sangre ha recorrido tu corazón/ haciéndote la mejor tía del mundo/ y especial y digna para la vida”.), A mis hermanas (“Queridas hermanas, me voy…/ El camino febrilmente es largo/ y mis pasos muy pequeños,/ para marcar la historia de papá/ en la rústica casa donde espera/ la copa del destino, mi destino./ ¡Vengan a mi lado! Que me voy”.), A mi esposa (“Perdóname de las cosas que te hice/ y llegaron profundamente a herirte”), A mis abuelas (“¿Dónde estará su cuerpo hecho tierra/ y cuántas flores crecerían en su tumba/ sin que yo las conociera…?”), A los hijos (“¿Quién los trajo a la vida?/ Padres. ¿O fue la fuerza divina/ de atracción y perpetuación?”) y Amiga (“... Hoy, prendida del esposo/ hogareña y satisfecha de los hijos./ ¿Será dicha esta forma de vivir/ o costumbre que moldea la vida?”). Lo cual nos permite afirmar que toda la obra tiene unidad temática, además de unidad técnica, ya que todos sus poemas están construidos en versos libres de corta extensión lineal.
            La poesía, se sabe, no sólo es un cúmulo de palabras, sino que tiene que emplear un lenguaje artístico con el cual, y apelando a la polisemía, exprese mucho más que su literalidad. Porque los poetas no sólo dicen lo que dicen sino que permiten que el lector descubra, en su transfiguración, otras connotaciones. Como se pueden encontrar, por ejemplo, en versos del poema Madre del poeta peruano Carlos Oquendo de Amat, considerado como el mejor escrito en lengua española: “Un cielo muere en tus brazos y otro nace en tu ternura”.
            No en vano, el siempre Poeta Joven del Perú, Javier Heraud, dejó dicho: “En verdad, en verdad hablando,/ la poesía es un trabajo difícil/ que se pierde o se gana/ al compás de los años otoñales”. José Reinerio Vásquez, que ya publicó su primer poemario “Un beso a la luna”, el año 2009, entiende que los versos se tienen que bruñir como el orfebre bruñe pacientemente su joyel. Y seguramente su próxima entrega poética será un dechado, mondo y lirondo, que ya quisiéramos tenerlo entre las manos.
            En tanto, “Bendita madre” queda como la rosa roja o rosa blanca que los hijos agradecidos llevan en el pecho, no sólo el segundo domingo de cada año, sino toda su vida. Lo que nos permite concluir que José Reinerio Vásquez es un gran hijo y un poeta chotano que se está abriendo camino con la pasión y la creatividad que quedan patentados en este ramillete poético. Aunque toda metáfora que se logre para expresar nuestro cariño y agradecimiento a la madre, siempre quedará pequeña ante su infinito amor.

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