LOS FUEGOS ARTIFICIALES
César Enrique León Muguerza (*)
El Tío Lino era un hombre de fe, muy devoto del Apóstol San Mateo, Patrón de Contumazá. Todos los años iba a la fiesta de setiembre, a celebrar junto con la Tía Chuspe.
En cierta ocasión se hizo inscribir de mayordomo para un día de fiesta. Ya llegaba el día y con los apuros de preparar alimentos, atender a la gente, a la banda de Músicos, se había olvidado de contratar los fuegos artificiales.
Los pobladores esperaban ansiosos la noche para observar los fuegos artificiales, sentados en las graderías de la plaza, acurrucados con sus ponchos que les cubrían del frío. De pronto, ven al Tío Lino que apostado en el centro de la oscura plaza, sopla un largo carrizo y empieza un espectáculo de fuegos artificiales maravilloso jamás visto.
Lo que sucedió es que el Tío Lino para salir del apuro, había recogido millares de luciérnagas y las utilizó esa noche para sus fuegos artificiales.
(*) Narrador contumacino, descendiente del Tío Lino.
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