DECISION
Javier Lerena Castillo
El protagonista de El sueño del Pongo era un hombre pobre. Su amo, un señor acaudalado, pero un pobre hombre. En el sueño, indio y patrón habían muerto y desnudos comparecieron ante San Francisco, quien sopesó sus corazones. Luego ordenó que unos ángeles enmelaran al hacendado y apedrearan al pongo con excremento humano. La sentencia eternal: que se lamieran mutuamente. José María Arguedas, que acopió la historia real del habla quechua, quiso decirnos que los pobres lamerán miel en el cielo y los ricos, toda la mierda que hicieron. Decida el lector ahora del lado de quien hará su vida.
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