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PROTESTA Y COMPROMISO POLÍTICO

Fernando Vera Vásquez

(http://fernandoverav.blogspot.com/)

En nuestra nota última colocamos como epígrafe las palabras precisas y siempre atinadas del filósofo español Fernando Savater: “Hacen falta ciudadanos comprometidos no meramente con la protesta, sino con la política”. Es decir, no es suficiente que los ciudadanos protestemos, reclamemos, exijamos, nos quejemos, nos indignemos o nos rebelemos. Hace falta un compromiso real, inteligente, franco con la política, con la propuesta, los planteamientos, las alternativas, la gestión, la dirección, el gobierno (éste en el sentido de capacidad de gobernar, no reducido a tal o cual gobierno en particular).

Las protestas sociales son momentos críticos para levantar nuestra voz de indignación frente a una necesidad o aspiración insatisfecha, un abuso, una injusticia o la conculcación de un derecho. Son situación límite para hace sentir nuestro descontento frente a una negativa y, en muchos casos, la única manera de arrancar y conquistar reivindicaciones y soluciones a los problemas sociales y postergaciones injustificadas.

En sentido contrario lo escribió Karl von Clausewitz (“la guerra es la continuación de la política por otros medios"). Decimos que la política es la continuación de la protesta por otros medios. Si bien la protesta está vinculada a la pasión, la política debe estar indesligablemente ligada al intelecto, al razonamiento, a la reflexión.

Estas ideas sueltas vienen a propósito, por señalar un hecho, de la reciente lucha por la transferencia de los bienes de la UNC a la UNACH, conforme a lo normado por la ley de creación de esta última, donde alguna postura apasionada quiere ver un enfrentamiento entre Chota y Cajamarca. No es un duelo entre pueblos hermanos, es una lucha contra ciertas autoridades y docentes universitarios que se oponen a la creación de la Universidad Autónoma de Chota. El apasionamiento ciega la razón.