CAJAMARCA 1534
Alberto Benavides Ganoza (*)
A las dos de la mañana ya el arcón estaba ahí depositado. Javier de Alcántara y Ríos miraba sin perder detalle. El negro Sifrilo había cavado cerca de tres metros debajo de la pared. Alcántara no lo pensó dos veces: mientras Sifrilo lampeaba tapando el cofre, cuando ya quedaba poco por tapar, ensartó el corazón del negro que sólo atinó decir con los ojos encendidos y aterrados: ¡Malo patrón!... y se desplomó en el piso. El acero toledano atravesó varias veces al negro, asegurándose así el secreto de su tesoro. Alcántara enterró al negro ahí mismo. Acabada la faena y limpiada toda huella, Alcántara trazó una cruz en el suelo con su espada y rezó el Páter.
Alcántara murió dos meses después en una riña de timberos.
Fue así como quedó en Cajamarca un tesoro que nadie sabe dónde está. Sifrilo fue el segundo negro que murió en Cajamarca. El primero murió de un mazazo indígena el 16 de noviembre de 1532. Fue el único muerto ese día en el bando de los españoles. Nadie consignó su nombre.
(*) Poeta y narrador cajamarquino
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