ATROZMENTE INSTITUCIONALIZADA
Javier Lerena Castillo
La corrupción es -para desgracia de todos-
semejante a un virus informático. Infecta
casi a todo ser humano que contacta. Casi.
Honrosas excepciones existen solamente
en quienes han sabido crearse su antivirus
ético y moral, pues los escrúpulos solamente
pueden encontrarse frente a un simple
espejo cotidiano a la altura de la sien.
No digo que seamos igual que una PC. Somos
mucho más y sin embargo estamos sometidos
a esta máquina que se infecta sola. No hay
sector social que no haya sido corroído.
Desde el vaticano hasta un partido distrital de fútbol.
Los tres poderes del estado viven insalubres.
El poder ejecutivo en manos de gobiernos sucesivos
son la perla miserable de esta costra gigante.
El sida todavía ha sido poco. La corrupción
lo supera en considerable cantidad e ingenio
no en víctimas, claro, sino en beneficiarios.
Está atrozmente institucionalizada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si no cuentas con ninguna de las cuentas mostradas, marca anónimo, realiza tu comentario y al final escribe tu nombre.