ROL SOCIAL DE LOS INTELECTUALES
Fernando Vera Vásquez
A propósito del Encuentro Nacional de Poetas de Chota (Trujillo, 30 de agosto), convocado por acertada iniciativa del Centro Chotano de esta ciudad, con motivo de los actos conmemorativos por el LXIII aniversario de su fundación, merece reflexionar, aunque brevemente, acerca del rol social de los poetas y escritores y, por extensión, de los intelectuales.
Se entiende como intelectual a aquella persona dedicada de modo preferente al cultivo de las Ciencias y las Letras. El ansia de conocimiento, connatural a nuestra condición humana, tiene como correlato esa búsqueda constante de saber y que, no obstante las contrariedades, ha conllevado a la humanidad a un estadío superior de desarrollo.
Pero la preocupación y el quehacer del intelectual no son una curiosidad, una abstracción o una banalidad aisladas y ajenas al entorno social, como alguna corriente elitista y puritana pretende. Todo lo contrario, el rol social de los intelectuales, en consonancia con la búsqueda de la VERDAD, como valor supremo, es inmensamente esclarecedora.
Por eso, para los grupos de poder, el intelectual es una especie subversiva y peligrosa. Ello explica, entre otros, el abandono de la educación, la marginación del magisterio, la desatención de la Universidad Peruana, el control solapado de los medios de comunicación.
Sin embargo, sobreponiéndo se a esa medianía del poder político y económico, el intelectual orgánico y militante cumple un rol social que ningún poder puede destruirlo: la formación de una conciencia crítica en la sociedad.
Fernando Vera Vásquez
A propósito del Encuentro Nacional de Poetas de Chota (Trujillo, 30 de agosto), convocado por acertada iniciativa del Centro Chotano de esta ciudad, con motivo de los actos conmemorativos por el LXIII aniversario de su fundación, merece reflexionar, aunque brevemente, acerca del rol social de los poetas y escritores y, por extensión, de los intelectuales.
Se entiende como intelectual a aquella persona dedicada de modo preferente al cultivo de las Ciencias y las Letras. El ansia de conocimiento, connatural a nuestra condición humana, tiene como correlato esa búsqueda constante de saber y que, no obstante las contrariedades, ha conllevado a la humanidad a un estadío superior de desarrollo.
Pero la preocupación y el quehacer del intelectual no son una curiosidad, una abstracción o una banalidad aisladas y ajenas al entorno social, como alguna corriente elitista y puritana pretende. Todo lo contrario, el rol social de los intelectuales, en consonancia con la búsqueda de la VERDAD, como valor supremo, es inmensamente esclarecedora.
Por eso, para los grupos de poder, el intelectual es una especie subversiva y peligrosa. Ello explica, entre otros, el abandono de la educación, la marginación del magisterio, la desatención de la Universidad Peruana, el control solapado de los medios de comunicación.
Sin embargo, sobreponiéndo se a esa medianía del poder político y económico, el intelectual orgánico y militante cumple un rol social que ningún poder puede destruirlo: la formación de una conciencia crítica en la sociedad.
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