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TODO EL MUNDO EN LA UNIVERSIDAD
Fernando Vera Vásquez

La comisión pro Universidad Tecnológica, el proyecto de ley para su creación, el plantón y las protestas permanentes de estudiantes y padres de familia demandando atención a la Escuela de Contabilidad, las absurdas discordias entre ésta y la Escuela de Enfermería de la UNC, todo esto debe actualizar el debate sobre el problema de la universidad, de su necesidad, de su rol en la educación y de su importancia para el desarrollo de la región.

Es cierto que la creación de la universidad autónoma se ha constituido en una necesidad prioritaria para Chota. Pero también lo es que no existe un interés auténtico y la unidad necesaria de las autoridades y las fuerzas sociales para impulsar el reclamo y las gestiones, hecho que también se evidencia con respecto a otros problemas y necesidades, como el caso de la carretera a Chiclayo, constatándose más una pose electorera que una genuina preocupación política.

La universidad es por excelencia un centro de debate, de investigación, de la ciencia, del arte, de la tecnología; en suma, de la búsqueda del conocimiento para el desarrollo humano. La formación de los profesionales universitarios está vinculada inflexiblemente a esa finalidad. La sociedad ha encargado a la universidad esa tarea pero, además, la ha encomendado la consolidación de los más grandes valores como la verdad, la justicia y la solidaridad para lograr una sociedad más humana.

Esto llevó, por ejemplo, al genial Premio Nóbel indú Rabindranath Tagore a crear la Universidad Visva Barathi, que quiere decir “todo el mundo en la universidad”, para indicar con ello que la universidad busca “un conocimiento integral que nos aproxime en vez de distanciarnos” (Martha Naussbaum). Así, con ese elevado propósito, y pese a que la popular y melosa canción del grupo Río, en un verso reiterado dice: estar en la universidad es una cosa de locos, Chota necesita su Universidad Autónoma.