ACUNTA

HOMENAJE

IN HONOREM ET IN MEMORIAM
Fernando Vera Vásquez

Mi padre, en su lecho de enfermo, pidió al joven que lo acompañaba que encendiera la luz y le leyera el periódico. Y así, escuchando la lectura, se quedó profunda y eternamente dormido la noche del martes último, muy próximo a cumplir 94 años de vida. Nunca dejó que pasara un día sin leer y ya imposibilitado de hacerlo por sí mismo siempre había alguien para tan sublime labor. No puede haber mayor enseñanza para quienes amamos los libros y la lectura, que esa forma de despedirse y emprender el largo camino de lo desconocido.

Mi abuelo, un gran maestro zapatero, quiso tanto a Santa Cruz, fue el único alcalde obrero que tuvo nuestro pueblo (Jorge Guerrero: Santa Cruz de ayer y hoy, pág. 24). Distinguido ciudadano, cruceño integérrimo y tan honesto, durante su gestión (1940-1941) se instaló el Comité pro-erección de Santa Cruz a provincia (Carlos Burga L.: Diccionario Geográfico e Histórico de Cajamarca, pág. 1230). Ese amor por el terruño, el compromiso y la lucha por su progreso y la honestidad a toda prueba, son tres de los emblemas que jamás se deben arriar.

Me he permitido escribir estas notas personales en honor y en memoria de dos de mis guías en la vida y en la actividad política: mi padre, Pedro Vera Guerrero, y mi abuelo, Carlos Vera Guerrero, quienes no han dejado ninguna fortuna material inmerecida y banal. Pero nos han legado esos emblemas que orgullosamente todo hombre libre puede exhibir y transmitir.