A CAMBIO DE LOS POLOS
Juana Cusma Cabanillas
Sinceramente me alegré cuando mi comadre Rosita me mostró unos polos que le habían regalado. Por fin algunos cristianos ayudaban a los pobres, pensé. Seguro que hacían caso a la Biblia que manda dar de beber al sediento, vestir al desnudo o dar de comer al hambriento. Pero mi comadre contó que a cambio de los polos recibidos debería votar por uno de esos candidatos. Qué pena dan. Sólo cuando quieren votos regalan. Después se aprovechan del dinero de todos. Siempre deberían ayudar en los hospitales, aldeas infantiles, cárceles o a niños pobres. Pero como en esos sectores no encuentran electores, no invierten en ellos. “Tenga muchos cuidado, comadre, que después de las elecciones, va usted a ver, ni el saludo nos contestan los que ahora nos dicen hermanitas”.
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