LA MAYOR RIQUEZA
Javier Lerena Castillo
Los héroes que luchan, como el quijote, a cambio de nada, mueren pobres, pero dignos. Eso es lo que sucedió con don José Manuel Delgado Rodríguez, vencedor chotano de la Batalla de Ayacucho, quien en el siglo de la lucha por la independencia era un viejecito que por haber regresado con un tajo de bayoneta en el rostro, recibía el afectuoso trato de “Taita Tishcao”. Se cuenta que en el desfile de celebración de las fiestas patrias, los alumnos y profesores del Colegio San Juan le paseaban en andas, vestido como un santo alhajado de oropel.
¡Espectáculo hermoso!, escribe uno de los tantos testigos. Este héroe recibía pleitesía en su ancianidad, pero vivía en la pobreza cotidiana. Sólo en esos días de fiesta su pobreza era mitigada por los vecinos que le obsequiaban con alimentos y ropa para su vida terrenal.
La pobreza de los inmortales, es pues su mayor riqueza, en cambio hay hombres que son tan pobres que sólo tienen dinero, y que de nada le sirve cuando mueren.
ABANDONO O RESCATE
Julio Linares Cevallos
Ama tanto a su pueblo, que tiene que empezar a odiarlo. Su pueblo no supo elegir al mejor alcalde, más bien eligió una banda de ladrones que ha tomado el gobierno local. No le queda sino marcharse de él para seguir amándolo desde lejos o seguir odiándolo cuando traiga gente de otro lugar para rescatarlo.
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