ACUNTA

LITERARIA

IMPORTANCIA DE LA LITERATURA EN LA FORMACIÓN DEL NIÑO

Dilma Herrera Rubio

No se puede dudar que la importancia de la Literatura sobrepasa al aspecto educativo de la escuela, pues siempre estará presente la fábula, el cuento o la poesía como medios de motivación o formación de conducta. Muchas veces, cuando se usa mal, el niño se vuelve temeroso cuando se le dice que existen seres fantasmales que castigan la desobediencia fundada e infundada. El cuento del zorro y el conejo muy difundido en nuestra serranía peruana ha hecho prototipo para señalar las cualidades del niño. El zorro como el personaje tonto y el conejo como un personaje de la viveza. Es de notar cuando un niño de la zona rural llega por primera vez a la escuela y muestra humildad, entonces encarnará al personaje sumiso a quien cualquiera puede engañar, por el contrario, aquel que muestra signos de sapiencia aparente o ligera, puede encarnar al personaje sobresaliente y admirado. Ahí es donde el docente tiene la misión de orientar y valorar, así como descubrir las cualidades de los niños, pero no del punto de vista de los zorros y los conejos, sino de las actitudes y virtudes que disponen cada uno. En este aspecto pueden tomarse otros ejemplos donde no pongan en resonancia al tonto y al vivo, sino a los valores con los cuales se desenvuelven en la vida real, además de cultivarlos y adaptarlos a la vida cotidiana. El educador debe recomendar a los niños a propagar el amor por la naturaleza y sus criaturas como se ve en “Platero y Yo” de Juan Ramón Jiménez o buscar la literatura inspiradora con sabias sentencias como “El Principito” y así por el estilo. Para que el niño en formación pueda adaptarse al ambiente de superación de sus dudas y prejuicios creados por la orientación hogareña basada en el miedo, el docente tiene la difícil misión, pero no imposible, de sacarles de la postración en el atraso intelectual. Si antes se les daba miedo con el cuco que nunca existió ni existe, ahora basta que vean una película de terror y violencia para que entonces tomen un fusil de plástico para atacar al resto y se cree el héroe de sus pantallas. Si antes los niños guardaban en sus cuadernos una figurita natural, hoy los forran con imágenes de robots fogueados en la violencia, realidad sobre la cual ni gobiernos ni ministros de educación quieren advertir, no porque sean ciegos sino porque les conviene que los niños se embrutezcan, porque así el adulto se impondrá mejor. Por eso, forjemos una educación de valores dando importancia suficiente a la Literatura inspiradora y motivadora con base real para que los niños de hoy sean los sabios de mañana.