MOVADEF:
POR ANGAS Y POR MANGAS
Carlos
Campos Vásquez
EL Movimiento
por la Amnistía General y Derechos Fundamentales (MOVADEF) tiene definida su
estrategia. O buscar su inscripción como partido formal y lograr espacios
políticos importantes que le permita difundir su ideología y captar más
simpatizantes. O, tal como sucedió, ser rechazada su participación formal y
dejar sentado que este sistema, que rechaza la violencia, no los deja
participar pacíficamente bajo las reglas establecidas. Entonces se preguntarían
en voz alta ¿Qué desean?
Lamentablemente
esta democracia es tan inmadura e imperfecta que no tiene, como el MOVADEF,
clara sus reglas ni sólidos sus objetivos. La disyuntiva es elemental pero el
razonamiento profuso. Este movimiento es un organismo de fachada de Sendero
Luminoso, por lo tanto violentista y anti sistema que quiere aprovecharse de
sus debilidades para petardearlo y a partir de allí ejercer su visión
particular de la política. Ergo denegarle su participación legal en una opción
legítima de la democracia.
Por otro lado
podríamos aseverar que aceptarlos formalmente en nuestra vida política sería
una posibilidad de llevarlos a un fecundo debate ideo lógico y político de
esclarecimiento. Así no nos ruborizaríamos cuando a los jóvenes les preguntan
por Abimael y sus crímenes y ellos muestran desconocimiento y desinterés.
También de evitar victimizarse al alegar haber sido marginados y obligados a
continuar petardeando la aparente calma nacional. No nos sorprenderíamos
hipócritamente cuando vemos en la televisión salir a chicos enarbolando los
principios del MOVADEF.
El tema es
complejo y el sistema débil y secuestrado como diría Saramago. Si este
movimiento, extensión legal de Sendero Luminoso es un peligro, también lo son
los grupos de poder económico quienes se han apropiado de la democracia y el
estado como empresas suyas. Estos señores representados por la DBA (derecha bruta
y achorada) y sus canales de televisión, periódicos y otros medios implementan
campañas infames para demoler a quienes, dentro de las reglas democráticas,
quieran fraguar un poco de justicia social. Corrompen el alma nacional sin
escrúpulos. Y si no lo logran, poseen otros mecanismos no menos inmorales para
continuar en el poder y torcer voluntades. Lo de Ollanta es un exquisito
ejemplo.
Al MOVADEF casi
le da lo mismo estar fuera o dentro del sistema formal. Ellos van a seguir haciendo política a su particular
estilo. Lo han hecho por mucho tiempo sin perturbarse. Y el pedir amnistía
general para todos los asesinos como una forma de reconciliación, es unirse al
otro extremo de la tenaza. El fujimorismo y los militares implicados en
crímenes de lesa humanidad que también lo claman a gritos. Coincidentemente,
todos ellos hicieron del país un colosal tanatorio y ahora quieren olvido.
Recordemos que las masacres más cobardes contra peruanos indefensos
esencialmente quechua hablantes lo realizaron las huestes de Abimael Guzmán y
las Fuerzas Armadas que deberían irónicamente defenderlos.
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